LOS
CÓDIGOS CURATIVOS
Consideraciones
preliminares
El presente trabajo se ha basado
en el libro “The Healing Codes” (Los
Códigos Curativos). Los autores del libro son Alexander Loyd y Ben Johnson.
Ellos afirman que “los Códigos Curativos
revolucionarán la salud”, y se
fundamentan en los resultados obtenidos durante años de práctica con este
método de curación, es decir en la experiencia, en la investigación y a través
de la recolección de datos de miles de personas que han practicado el método.
Este material surgió como
una necesidad de realizar una síntesis del libro mencionado, pero terminó
siendo, en más de un tema, una reelaboración y profundización.
La
idea original de realizar una síntesis de los ‘Códigos’, fue poner en las manos
de los interesados el método práctico
en forma simple, clara y directa, ya que el libro original (en PDF) tiene una
extensión de cerca de 200 páginas A4, y sentí que podía sintetizarse para
facilitar su acceso a quienes aún pelean con el factor ‘tiempo’ en sus vidas.
Por otro lado, al leer el libro he visto que los 2 autores del Libro dicen ser cristianos,
y eso se nota también al nombrar la palabra “Dios” repetidas veces durante las
páginas de su libro. No hay nada de malo en ser “cristiano”, ni en la palabra
“Dios” (excepto por el condicionamiento tradicional-cultural que esto pueda
significar…), pero creo que los ‘Códigos Curativos’, en su esencia, pueden y
deben estar exentos de tendencias a
creencias y fe dogmáticas, sean cuales fueren. Por lo tanto aquí ofrecemos el
método, sin la influencia subjetiva de creencias personales religiosas
ortodoxas (con todo el respeto que se merecen las creencias de los autores).
Los
autores del libro afirman que la única “Virtud” que no puede ser cultivada es
la Paz, y que las restantes 8 virtudes sí pueden ser cultivadas, con esfuerzo
personal y dedicación. Ese pensamiento evidentemente proviene de la educación
cristiana tradicional. Quien escribe, sin dejar de estar de acuerdo con “la
esencia” del Cristianismo (no así con la tradición dogmática), cree que la
Virtud no puede ser cultivada por el
individuo, sino que lo único que podemos hacer realmente es quitar los
obstáculos internos (registro de emociones y pensamientos negativos) que están
impidiendo que la Virtud se manifieste por sí misma. Claro que el “quitar los
obstáculos” raya con la idea del “cultivo de la Virtud”, la “cornisa” de la
comprensión es muy delgada... Pero todo
esto requiere de profundización, y se irá viendo algo más en el transcurso de
este material.
El
interesado o investigador que lea el libro original de “Los Códigos Curativos”, podrá ver que la “base”, los cimientos en
los que se basa el método es, evidentemente, el trabajo sobre las creencias no saludables que se
alojan en la mente (principalmente en el subconsciente). Por lo tanto los
autores del libro, no han expresado algo nuevo respecto de esto, ya que a ese
tema lo han abordado muchos otros, de diferentes maneras. La autora del Libro “Usted puede sanar su vida”, Luise Hay,
es un ejemplo claro de esto; pero “Los Códigos Curativos sí tienen de original
‘el método con las manos’ (que más adelante se explica) que se practica mientras
se trabaja en las creencias no saludables.
Esas creencias no saludables que porta el individuo en su interior representan "el pasado" en nosotros, y son, la mayoría de las veces heredadas de la tradición, la cultura, y
condicionamientos de limitación que existen en la conciencia colectiva, y de
los cuales cada individuo debe lograr liberarse para sanarse íntegramente. Las creencias no saludables son las que
producen o manifiestan dolor, sufrimiento y limitación psíquica y a veces hasta
física, y muchas veces se forman como resultado de alguna experiencia
traumática que el ser humano no pudo asimilar correctamente en su momento.
Veamos un ejemplo de esto
último. Un individuo que desde pequeño haya sufrido experiencias de abandono y
discriminación, al carecer de capacidad para elaborar con madurez “el hecho”, ‘mecánicamente’
lo guarda dentro de sí mismo, en alguna zona oculta de su mente, (por que no
querrá tener siempre presente lo que le causó tanto dolor…). Este es un mecanismo
de defensa natural y lógico, pero no es saludable, aunque el pequeño no puede
hacer otra cosa. Esa experiencia de dolor, por falta de amor, lo ha ‘marcado’,
pero la marca yace ahora en una zona oculta de sí mismo. Sin embargo, la sensación emocional no puede ser
ocultada, y el individuo sentirá durante el transcurso de su vida miedo a la
soledad, temor al abandono, ira y/o tristeza sin aparente causa, y podrá ser
alguien posesivo y apegado en los afectos, debido a aquella experiencia
infantil no resuelta de abandono y discriminación. Todo esto puede dejar como
secuela en la persona que lo ha padecido, no tan solo una marca emocional, como
hemos visto, sino también una creencia inconsciente no saludable que, como
secuela de la experiencia, lo acompañará y condicionará tremendamente durante
toda su vida, a no ser que se determine a trabajar en sí mismo y a descubrir lo
oculto, sanarlo y auto-transformarse.
En el ejemplo propuesto
anteriormente, que básicamente se trata de la falta de amor, las creencias no
saludables que podrán quedar como resultado del trauma, pueden ser: “No sirvo,
nadie me querrá nunca”, “Soy insignificante”, “no puedo ser feliz, lo bueno
siempre termina”, “si amo a alguien debo aferrarme a él, no dejarlo escapar…”,
o creencias más existenciales como por ejemplo: “la vida es sufrimiento”, “la
existencia no tiene sentido para mi”, “daría lo mismo que exista o no, nada
importa”, etc. Con las creencias en la mente subconsciente siempre van
asociadas emociones negativas.
Estas creencias que quedan
como una marca subconsciente seguirán, mientras no se trabaje en ello,
atrayendo situaciones de dolor y conflicto al padeciente y desdichado individuo,
ya que lo que la mente proyecta es atraído. Esto obedece a la ya
reconocida ‘Ley de Atracción’ que funciona en la Naturaleza. Por lo tanto, si
el ser humano cambia su sentir y su pensar, no solo se favorecerá él mismo
internamente al no sentir mas sufrimiento por miedos, tristeza, etc., sino que
dejará de atraer situaciones conflictivas y desdichadas a su vida; es decir que
comenzará a manifestarse un mundo nuevo para él mismo, un mundo nuevo ‘interno’
y ‘externo’.
“Siempre el
mundo externo, es un reflejo del mundo interno”.
Comprender esto es uno de
los puntales básicos para los nuevos cimientos del cambio. Quien comprende esto
cabalmente deja de culpar a los demás o a las circunstancias externas por sus
desgracias, sino que se pregunta enseguida: “qué anda mal en mi?; ¿qué hay en
mi que ha manifestado en mi vida esta situación…?”, o: “¿Qué me quiere decir
esta situación…? ¿Qué debo cambiar?”, o, “¿Es esta la dirección correcta para
mi vida…?”, “¿hay algo que se me está pasando por alto…, qué debo ver y no veo
aún…?”, etc. Estos son tan solo ejemplos de reflexiones internas que tienen
naturalmente quienes comprenden el enunciado arriba mencionado. Estamos
hablando de una “actitud de vida”, en la cual se dejan las acusaciones y ‘las
culpas’ de lado y se trabaja en la propia consciencia, con total
responsabilidad.
Hemos dicho que el tema
medular de Los Códigos Curativos
tiene que ver con las creencias no
saludables, y que estas pueden ser heredadas y también generadas con la
experiencia particular de cada individuo. Por lo tanto será responsabilidad de
cada individuo “cortar” en sí mismo con la herencia de creencias condicionantes
que ha recibido, para sanarse y además para dejar de ser un retransmisor de
condicionamientos a la presente y futuras generaciones. Puede verse así, que la
curación interior no afecta positivamente tan solo al individuo, sino a la
conciencia colectiva. (Hemos llegado aquí al alcance ‘holístico’ de la
sanación).
Así como al “cortar” en
nosotros mismos con la herencia de creencias condicionantes conflictivas
favorecemos también al colectivo humano, al descubrir y trascender experiencias
personales de dolor y sufrimiento y eliminar las creencias no saludables que de
ello se han derivado, también favorecemos a la conciencia colectiva, por que
dejamos de alimentar el inconsciente colectivo de limitación, condicionamiento
y sufrimiento de la Raza humana, y ayudamos así a la programación y
manifestación de un mundo colectivo más armónico. Por supuesto que no bastaría
con que tan solo un individuo realice su “trabajo interno” y se ‘cure’ para que
la humanidad se transforme…, pero sí podemos pensar que el trabajo interno
hacia la cura y liberación es exponencialmente positivo, y tiene alcances
insospechados por el hombre; por lo cual un porcentaje menor de individuos que
trabajen a consciencia sobre sí mismos, pueden ser un motor de grandes cambios
para la humanidad; cambios internos, que terminan luego plasmándose en lo
externo.
En síntesis: El
sufrimiento de cada individuo afecta al conjunto humano, y la curación y
liberación del ‘individuo’ cura y libera a la ‘humanidad’. Por lo tanto somos
responsables, no tan solo de nuestra propia auto-curación, sino de la curación
del ser humano; y el punto de inicio en este ‘servicio a la Vida’, es “uno
mismo”.
"CURÁNDOME, TE CURO; CURÁNDOTE, ME CURO"
"CURÁNDOME, TE CURO; CURÁNDOTE, ME CURO"
G. R.
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