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martes, 7 de enero de 2014

Consideraciones preliminares


LOS CÓDIGOS CURATIVOS

Consideraciones preliminares

El presente trabajo se ha basado en el libro “The Healing Codes” (Los Códigos Curativos). Los autores del libro son Alexander Loyd y Ben Johnson. Ellos afirman que “los Códigos Curativos revolucionarán la salud”, y se fundamentan en los resultados obtenidos durante años de práctica con este método de curación, es decir en la experiencia, en la investigación y a través de la recolección de datos de miles de personas que han practicado el método.
Este material surgió como una necesidad de realizar una síntesis del libro mencionado, pero terminó siendo, en más de un tema, una reelaboración y profundización.

            La idea original de realizar una síntesis de los ‘Códigos’, fue poner en las manos de los interesados el método práctico en forma simple, clara y directa, ya que el libro original (en PDF) tiene una extensión de cerca de 200 páginas A4, y sentí que podía sintetizarse para facilitar su acceso a quienes aún pelean con el factor ‘tiempo’ en sus vidas. Por otro lado, al leer el libro he visto que los 2 autores del Libro dicen ser cristianos, y eso se nota también al nombrar la palabra “Dios” repetidas veces durante las páginas de su libro. No hay nada de malo en ser “cristiano”, ni en la palabra “Dios” (excepto por el condicionamiento tradicional-cultural que esto pueda significar…), pero creo que los ‘Códigos Curativos’, en su esencia, pueden y deben estar exentos de  tendencias a creencias y fe dogmáticas, sean cuales fueren. Por lo tanto aquí ofrecemos el método, sin la influencia subjetiva de creencias personales religiosas ortodoxas (con todo el respeto que se merecen las creencias de los autores).

            Los autores del libro afirman que la única “Virtud” que no puede ser cultivada es la Paz, y que las restantes 8 virtudes sí pueden ser cultivadas, con esfuerzo personal y dedicación. Ese pensamiento evidentemente proviene de la educación cristiana tradicional. Quien escribe, sin dejar de estar de acuerdo con “la esencia” del Cristianismo (no así con la tradición dogmática), cree que la Virtud  no puede ser cultivada por el individuo, sino que lo único que podemos hacer realmente es quitar los obstáculos internos (registro de emociones y pensamientos negativos) que están impidiendo que la Virtud se manifieste por sí misma. Claro que el “quitar los obstáculos” raya con la idea del “cultivo de la Virtud”, la “cornisa” de la comprensión es muy delgada...  Pero todo esto requiere de profundización, y se irá viendo algo más en el transcurso de este material.

            El interesado o investigador que lea el libro original de “Los Códigos Curativos”, podrá ver que la “base”, los cimientos en los que se basa el método es, evidentemente, el trabajo sobre las creencias no saludables que se alojan en la mente (principalmente en el subconsciente). Por lo tanto los autores del libro, no han expresado algo nuevo respecto de esto, ya que a ese tema lo han abordado muchos otros, de diferentes maneras. La autora del Libro “Usted puede sanar su vida”, Luise Hay, es un ejemplo claro de esto; pero “Los Códigos Curativos sí tienen de original ‘el método con las manos’ (que más adelante se explica) que se practica mientras se trabaja en las creencias no saludables.

Esas creencias no saludables que porta el individuo en su interior representan "el pasado" en nosotros, y son, la mayoría de las veces heredadas de la tradición, la cultura, y condicionamientos de limitación que existen en la conciencia colectiva, y de los cuales cada individuo debe lograr liberarse para sanarse íntegramente. Las creencias no saludables son las que producen o manifiestan dolor, sufrimiento y limitación psíquica y a veces hasta física, y muchas veces se forman como resultado de alguna experiencia traumática que el ser humano no pudo asimilar correctamente en su momento.

Veamos un ejemplo de esto último. Un individuo que desde pequeño haya sufrido experiencias de abandono y discriminación, al carecer de capacidad para elaborar con madurez “el hecho”, ‘mecánicamente’ lo guarda dentro de sí mismo, en alguna zona oculta de su mente, (por que no querrá tener siempre presente lo que le causó tanto dolor…). Este es un mecanismo de defensa natural y lógico, pero no es saludable, aunque el pequeño no puede hacer otra cosa. Esa experiencia de dolor, por falta de amor, lo ha ‘marcado’, pero la marca yace ahora en una zona oculta de sí mismo. Sin embargo, la sensación emocional no puede ser ocultada, y el individuo sentirá durante el transcurso de su vida miedo a la soledad, temor al abandono, ira y/o tristeza sin aparente causa, y podrá ser alguien posesivo y apegado en los afectos, debido a aquella experiencia infantil no resuelta de abandono y discriminación. Todo esto puede dejar como secuela en la persona que lo ha padecido, no tan solo una marca emocional, como hemos visto, sino también una creencia inconsciente no saludable que, como secuela de la experiencia, lo acompañará y condicionará tremendamente durante toda su vida, a no ser que se determine a trabajar en sí mismo y a descubrir lo oculto, sanarlo y auto-transformarse.

En el ejemplo propuesto anteriormente, que básicamente se trata de la falta de amor, las creencias no saludables que podrán quedar como resultado del trauma, pueden ser: “No sirvo, nadie me querrá nunca”, “Soy insignificante”, “no puedo ser feliz, lo bueno siempre termina”, “si amo a alguien debo aferrarme a él, no dejarlo escapar…”, o creencias más existenciales como por ejemplo: “la vida es sufrimiento”, “la existencia no tiene sentido para mi”, “daría lo mismo que exista o no, nada importa”, etc. Con las creencias en la mente subconsciente siempre van asociadas emociones negativas.

Estas creencias que quedan como una marca subconsciente seguirán, mientras no se trabaje en ello, atrayendo situaciones de dolor y conflicto al padeciente y desdichado individuo, ya que lo que la mente proyecta es atraído. Esto obedece a la ya reconocida ‘Ley de Atracción’ que funciona en la Naturaleza. Por lo tanto, si el ser humano cambia su sentir y su pensar, no solo se favorecerá él mismo internamente al no sentir mas sufrimiento por miedos, tristeza, etc., sino que dejará de atraer situaciones conflictivas y desdichadas a su vida; es decir que comenzará a manifestarse un mundo nuevo para él mismo, un mundo nuevo ‘interno’ y ‘externo’.

“Siempre el mundo externo, es un reflejo del mundo interno”.

Comprender esto es uno de los puntales básicos para los nuevos cimientos del cambio. Quien comprende esto cabalmente deja de culpar a los demás o a las circunstancias externas por sus desgracias, sino que se pregunta enseguida: “qué anda mal en mi?; ¿qué hay en mi que ha manifestado en mi vida esta situación…?”, o: “¿Qué me quiere decir esta situación…? ¿Qué debo cambiar?”, o, “¿Es esta la dirección correcta para mi vida…?”, “¿hay algo que se me está pasando por alto…, qué debo ver y no veo aún…?”, etc. Estos son tan solo ejemplos de reflexiones internas que tienen naturalmente quienes comprenden el enunciado arriba mencionado. Estamos hablando de una “actitud de vida”, en la cual se dejan las acusaciones y ‘las culpas’ de lado y se trabaja en la propia consciencia, con total responsabilidad.

Hemos dicho que el tema medular de Los Códigos Curativos tiene que ver con las creencias no saludables, y que estas pueden ser heredadas y también generadas con la experiencia particular de cada individuo. Por lo tanto será responsabilidad de cada individuo “cortar” en sí mismo con la herencia de creencias condicionantes que ha recibido, para sanarse y además para dejar de ser un retransmisor de condicionamientos a la presente y futuras generaciones. Puede verse así, que la curación interior no afecta positivamente tan solo al individuo, sino a la conciencia colectiva. (Hemos llegado aquí al alcance ‘holístico’ de la sanación).
Así como al “cortar” en nosotros mismos con la herencia de creencias condicionantes conflictivas favorecemos también al colectivo humano,  al descubrir y trascender experiencias personales de dolor y sufrimiento y eliminar las creencias no saludables que de ello se han derivado, también favorecemos a la conciencia colectiva, por que dejamos de alimentar el inconsciente colectivo de limitación, condicionamiento y sufrimiento de la Raza humana, y ayudamos así a la programación y manifestación de un mundo colectivo más armónico. Por supuesto que no bastaría con que tan solo un individuo realice su “trabajo interno” y se ‘cure’ para que la humanidad se transforme…, pero sí podemos pensar que el trabajo interno hacia la cura y liberación es exponencialmente positivo, y tiene alcances insospechados por el hombre; por lo cual un porcentaje menor de individuos que trabajen a consciencia sobre sí mismos, pueden ser un motor de grandes cambios para la humanidad; cambios internos, que terminan luego plasmándose en lo externo.
En síntesis: El sufrimiento de cada individuo afecta al conjunto humano, y la curación y liberación del ‘individuo’ cura y libera a la ‘humanidad’. Por lo tanto somos responsables, no tan solo de nuestra propia auto-curación, sino de la curación del ser humano; y el punto de inicio en este ‘servicio a la Vida’, es “uno mismo”.

                      "CURÁNDOME, TE CURO; CURÁNDOTE, ME CURO"

G. R.


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